Introducción general
En Socialismo Democrático hemos empezado a ponderar que ha llegado el momento de contribuir, desde la sociedad, a construir desde abajo una visión hacia el futuro. Por tal motivo, hemos decidido someter al debate público, a la consideración y la deliberación de las y los ciudadanos jaliscienses, al análisis y a la crítica de las organizaciones de la sociedad, este conjunto de reflexiones y propuestas que pudieran eventualmente integrar el andamiaje de una Agenda Progresista para Jalisco, en el entendido que su aplicación debe tomar en consideración que están diseñadas unas para el corto, otras para el mediano y algunas más para el largo plazo, pero también para los niveles estatal y municipal, y algunas incluso, para el nivel federal. Consideramos, que el núcleo fundamental de estas propuestas, cuando menos los contenidos comprendidos en los capítulos denominados “Carta de Derechos”, “Ciudadanía, Democracia Representativa y Democracia Participativa”, “Nueva arquitectura institucional”, “Estado social”, y, “Combate a la corrupción y la impunidad”, deberían desembocar en una inaplazable reforma constitucional integral al texto vigente, inspirada en un espíritu progresista, y sustentada en el artículo 117 de la Constitución Política del Estado de Jalisco, la cual, en caso de ser aprobada por el cuerpo legislativo, debería someterse a la consideración de los ciudadanos en un referéndum ratificatorio o revocatorio de las reformas o adiciones correspondientes, utilizando la figura de la democracia participativa de Ratificación Constitucional.
Una tarea de tal dimensión sólo será posible si se logra articular una nueva mayoría social y política en la entidad, que modifique de manera sustancial el rumbo que en los hechos le ha impuesto una alianza política de facto, la coalición encabezada por Movimiento Ciudadano y el Partido Acción Nacional. En consecuencia, para hacer posible, desde la sociedad, un nuevo rumbo compartido, se requiere la más amplia convergencia de fuerzas progresistas, partidarias de la democracia, la igualdad y la sustentabilidad. Esta es nuestra perspectiva, estas son nuestras reflexiones y propuestas.
II. ECONOMÍA, PLANEACIÓN DEMOCRÁTICA Y DESARROLLO SUSTENTABLE
En Jalisco domina un capitalismo de amigos y de compadres. La línea divisoria que debería existir entre el sistema económico y el sistema político, entre el Mercado y el Estado está diluida, y se corrobora por la omnipresencia de gran- des empresarios en la vida pública y su influencia en las decisiones de las instituciones del gobierno estatal. El desequilibrio que se ha provocado entre el Estado y el Mercado en las últimas cuatro décadas en el mundo, en México y en Jalisco, tiene su origen en la matriz ideológica cuyo sustento está definido por la idea de que los mercados funcionan a la perfección y son capaces de autorregularse. El “dejar hacer, dejar pasar”, de la economía clásica de Adam Smith, se convirtió en el pensamiento único que condujo a la contracción de lo público y la exaltación y expansión de lo privado. Pero el despertar del mundo ante la crisis económica de 2008-2009 y el parón de la economía por la pandemia del Covid-19, han empezado a derrumbar esas creencias y la fe ciega en el mercado.
El lobby que realizan la oligarquía jalisciense y las grandes corporaciones nacionales y extranjeras ante las instituciones del Estado, para su exclusivo beneficio, excluye a otros sujetos sociales que constituyen la mayoría de la población de la entidad. Es una fuente generadora adicional de la desigualdad socioeconómica y sociocultural que prevalece, pero también de la depredación de los recursos naturales. La concentración del ingreso y la riqueza no se pueden concebir sin este componente fundamental que, a su vez, obstaculiza un desarrollo compartido y la prosperidad de todos los jaliscienses. Lo que ha hecho el neoliberalismo como modelo económico en las últimas cuatro décadas en la entidad y en el país, es sólo acrecentar y profundizar estas calamidades. Como ha señalado Luis Ignacio Lula da Silva, “el mercado no puede seguir siendo el paraíso de unos pocos y el infierno de muchos”.
El ‘ambientalismo neoliberal’ que se promueve desde el Gobierno del Esta- do es un claro ejemplo de ello. La política de fomento para la instalación de grandes sistemas fotovoltaicos para generar electricidad en la entidad pertenece, en la mayoría de los casos, a las grandes corporaciones nacionales y extranjeras que la utilizan o utilizarían para su consumo y venta de excedentes. Ubicadas principalmente en el campo, privilegian, como toda empresa, sus ganancias, por lo que los pequeños y medianos productores agropecuarios se ven relegados y no son beneficiarios de la generación de energías renovables en su propio territorio. Además, como todo transporte de alimentos o canalización de agua, la electricidad también tiene un costo por la transmisión del fluido. Es un sistema económico basado en la explotación irracional y el despilfarro de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo, de la naturaleza y del hombre. Se dilapidan así, recursos tecnológicos y financieros.
La pandemia Covid-19 nos ha vuelto a recordar que siguen existiendo bienes de uso, indispensables para la vida. El aire, el agua y la energía, son re- cursos esenciales para la vida y no deben seguir siendo concebidos como bienes con valor de cambio bajo la lógica dominante del fundamentalismo de mercado. Como ha planteado recientemente el Grupo de Puebla en su Manifiesto Progresista de febrero de este año, la garantía de la libre empresa y su legítimo desarrollo incluye la obligación estatal de asegurar la libre competencia, defender al consumidor, proteger el trabajo y evitar prácticas monopólicas. Pero eso requiere recuperar el papel fundamental del Estado. No puede pen- sarse en un futuro seguro, igualitario, libre y democrático, si no se recupera el papel activo y protagónico del Estado, desmontado y debilitado por el modelo neoliberal. Jalisco requiere iniciar un nuevo proceso de industrialización, basa- do en la creación y desarrollo de cadenas sociales de valor de pequeñas y medianas empresas.
Por ello, ha llegado el momento de empezar a invertir la pirámide económica, incluida la producción de energía eléctrica, y colocar como un recurso estratégico su generación. Jalisco, como parte de México, se localiza en el de- nominado cinturón de máxima irradiación solar que la naturaleza nos ha dota- do y eso es un privilegio. Si partimos de la idea central de que mover algo cuesta: agua, alimentos, electricidad; entonces, debe partirse de la dotación a las comunidades rurales de estos bienes, con base en el principio de: “genero, consumo y hasta después vendo”, es decir, dotarlas de la capacidad de auto- abastecimiento de energía. Esto mismo contribuiría a desarrollar el mercado interno local y nacional, con el nacimiento de pequeñas y medianas empresas diseñadoras y productoras de equipos para multiplicar el uso de energías renovables, como ya lo hace la Asociación Mexicana de Proveedores de Energías Renovables, AC (AMPER).
La relevancia estratégica de las micro, pequeñas y medianas empresas en la economía de Jalisco, se deriva de los propios datos oficiales y de sus proyecciones. Según el Fondo Jalisco de Fomento Empresarial (FOJAL), tomando datos del Censo Económico de 2014 del INEGI, existían en la entidad 404 mil 379 establecimientos económicos, de los cuales 380 mil 359 eran microempresas, 19 mil 936 pequeñas, 3 mil 437 medianas y 647 grandes; utilizando la estratificación de empresas elaborada por el INEGI y publicada en el Diario Oficial de la Federación del 30 de junio de 2009. Solo el 0.16% de los establecimientos eran grandes empresas y el 99.84% eran micro, pequeñas y medianas empresas. Eso explica que más del 80% de los empleos generados en nuestro estado correspondan a este importante universo en la industria, la producción agropecuaria, el comercio y los servicios. Una política económica de mediano y largo plazo en la entidad debe colocar en el centro de su estrategia, como herramienta fundamental para el desarrollo, la creación y el fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas.
De acuerdo con el Plan Institucional presentado por FOJAL en septiembre de 2019, en el mercado local aparecen y desaparecen en un arco de tiempo aproximado de entre 18 y 24 meses, principalmente micros y pequeñas em- presas de nueva creación, derivado de la reducida capacidad de gestión de sus propietarios, pero también de las dificultades de acceso al financiamiento en la banca de desarrollo y por las altas tasas de interés y los requisitos de ac- ceso al crédito en la banca privada. El enorme reto que significa revertir tal situación es dotarlas de una sólida gestión institucional, una acertada reconversión tecnológica y dar pasos hacia la digitalización en su esquema organizacional. Sólo así puede avanzarse en la dirección trazada por el FOJAL en los mo- delos de emprendimiento que impulsa: el social colaborativo, el tradicional (Emprende y Avanza), el institucional para la competitividad y el de alto im- pacto tecnológico. Ante estos desafíos, no basta con los recursos gestionados provenientes de la banca de desarrollo nacional, sino que se necesitan multiplicar los recursos propios en el presupuesto que aprueba el Congreso del Estado.
Pero la perspectiva de contar con pequeños y medianos negocios de alto impacto tecnológico debe colocar, en primer término, evitar que se siga extendiendo la devastación de los recursos naturales y el despilfarro de los recursos tecnológicos y financieros, para lo cual se deben poner en el centro dos ele- mentos centrales: la planeación democrática y la economía sustentable. Un desarrollo sustentable, debe mantener un sano equilibrio entre el sistema natural y el sistema social. El sistema natural, integrado por el cuidado de la biodiversidad, la conservación (sustentabilidad o sostenibilidad) y el uso o con-
sumo racional. El sistema social, integrado por la planeación y prospectiva, la comunicación y concienciación, así como el conocimiento y el dominio técnico. Cualquier programa y política pública para un desarrollo sustentable debe contener como ejes fundamentales, ser estratégico, prospectivo, territorial, multi- disciplinario y participativo.
Estos criterios esenciales son los que deben regir las funciones que, de acuerdo con la Ley de Planeación Participativa para el Estado de Jalisco y sus Municipios, deberían normar un ejercicio democrático de los órganos de Planeación en la entidad: el Consejo de Participación y Planeación para el Desarrollo del Estado de Jalisco (COPPLADE); los Consejos de Participación y Planeación para el Desarrollo Municipal (COPLADEMUN); los Consejos Regionales y los Consejos Sectoriales. Sin embargo, existe todavía una inercia burocrática al diseñar y aprobar los planes de desarrollo en los niveles estatal y municipal, sólo con el propósito de cumplir con lo que establece la Ley, sin dar- le con rigurosidad, el seguimiento, la evaluación y la reelaboración a través de un ejercicio democrático que permita realizar los ajustes necesarios a los pro- pósitos y acciones enunciados en los planes.
Esta situación se hace más evidente si tomamos en consideración los da- tos proporcionados por el Informe de Desarrollo Humano Municipal 2010-2015, subtitulado “Transformando México desde lo local”, presentados por el Pro- grama de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 2019. Utilizando tres dimensiones básicas para el desarrollo de las personas: salud, educación e ingreso, el Índice de Desarrollo Humano Municipal del PNUD, da cuenta de las abismales desigualdades sociales y regionales que existen en Jalisco. Sólo Zapopan, Guadalajara, Puerto Vallarta y Zapotlán el Grande, eran los únicos municipios de la entidad que alcanzaban un nivel muy alto de desarrollo, mien- tras que Mezquitic tenía un nivel de desarrollo humano bajo; así como Bolaños, Santa María del Oro y Chimaltitán tenían un desarrollo medio, cercanos al nivel de Mezquitic. De acuerdo con el Informe del PNUD, a Mezquitic le llevará 147 años alcanzar a Zapopan.
Ante tales consideraciones, proponemos:
1. Una revisión exhaustiva, por parte del Congreso del Estado, de la Ley de Planeación Participativa para el Estado de Jalisco y sus Municipios y, en su caso, diseñar su eventual reforma para garantizar un flujo ascendente y descendente en la adopción de los acuerdos y la revisión periódica en el cumplimiento de las metas trazadas.
2. Diseñar, aplicar y evaluar por parte del gobierno del estado y los ayuntamientos una política industrial estatal baja en carbono, que tome en consideración, en primer lugar, el impacto en el medio ambiente de las Huellas de Carbono y que fomente la creación, desarrollo y fortalecimiento de micros, pequeñas y medianas empresas, de preferencia en las ciudades medias de la entidad, y que puede contener algunos lineamientos como:
a) La creación de parques industriales sostenibles, con micro y macrosistemas de captación de agua de lluvia y una capacidad instalada para el saneamiento de aguas residuales, calentadores solares y equipos de celdas fotovoltaicas para generación de electricidad, con la finalidad de fomentar el autoabastecimiento de agua y energía.
b) Una política estatal de fomento a las pequeñas y medianas em- presas productoras de equipos de energías renovables por parte del gobierno del estado y los municipios.
c) Una política estatal de fomento a las pequeñas y medianas em- presas para la movilidad sostenible: bicicletas, motocicletas eléctricas, automóviles, camionetas y autobuses eléctricos.
d) Elaboración, aplicación y evaluación de programas municipales para el uso de los residuos orgánicos recolectados en los municipios: de la población, mercados, tianguis y rastros municipales, para fabricar abonos orgánicos, líquidos y sólidos, así como la generación de energía eléctrica a partir de la biomasa y los lixiviados de los rellenos sanitarios en las áreas metropolitanas.
e) Una vez que ha sido legalizado por el Congreso de la Unión, el uso científico, medicinal y recreativo de la cannabis (mariguana), normar y regular en la entidad su cultivo, transportación y comercialización.
3. Una política estatal de promoción sostenida de incentivación a la transición de la economía informal a la economía formal, que posibilite la formalización del empleo y las actividades económicas estables, a la vez que fortalezcan la recaudación fiscal y la seguridad social.
4. Una política estatal de fomento de la economía social, a través de la creación, impulso y fortalecimiento de cooperativas de producción, con- sumo y crédito; para lo cual puede crearse un instituto estatal de la economía social, adscrito a la Secretaría de Desarrollo Económico, priorizando metas y recursos para zonas de bajo desarrollo.
5. Transformar y fortalecer el Fondo Jalisco de Fomento Empresarial (FO- JAL), en el “Fondo Jalisco para la creación y desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas”, bajo estricta supervisión de la Secretaría de Desarrollo Económico, con la finalidad de potenciar su radio de acción con un mayor presupuesto estatal, ampliar sus principales funciones con reglas de operación claras; seguir ofreciendo financia- miento a tasas más bajas que las que ofrecen los bancos privados en el mercado financiero; garantizar una estricta fiscalización de los recursos públicos que administra, por parte de la Auditoría Superior del Estado, para que pueda ser auditable en cualquier momento de la gestión y potenciar la reactivación económica y el desarrollo económico sostenible de Jalisco.
6. Fundar un Tecnopolo para Jalisco, como un soporte científico y tecno- lógico para la expansión y fortalecimiento de las micro, pequeñas y me- dianas empresas.